#ElPerúQueQueremos

-  Resiliencia  frente a cambios 

El conflicto y sus demonios

Como principio para generar cambios sociales

"cambio en el estado de las cosas"

Erika Cienfuegos Salvatierra

Publicado: 2015-08-22

El conflicto, tan humano, tan común, que ya ni nos sorprende. Está presente en nuestro lenguaje diario, en las actitudes diferenciadas frente a determinados elementos de la realidad. Por ejemplo, es pan de cada día, las noticias sobre conflictos entre los hinchas de Alianza Lima y Universitario de deportes. La oposición frente al oficialismo. Población de Cajamarca frente al Proyecto Conga, Arequipa frente a Tía María. El conflicto en Gaza y en fin, el conflicto entre pueblo y Estado. 

Asimismo, disputan permanentemente, en nuestro interior intereses, sentimientos, valores contrapuestos que se reflejan en la realidad y tal como explica la teoría taoísta del yin y yang, representan la dualidad de todo lo existente en el universo. En nuestro universo de grupos sociales, podríamos decir que, estas dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias a la vez, se encuentran en nuestra complejidad humana. Según esta idea, cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria, si se mira desde otro ángulo. Es así que surge la pregunta ¿qué tan necesario es el conflicto? ¿Qué tan complejo puede ser transformar o cambiar el estado de un conflicto?. Son cuestionamientos que no podemos responder si es que no definimos, donde nos encontramos- es decir el contexto; frente a quien o quienes estamos y qué tenemos para hacer frente o transformar los conflictos (capacidades, fortalezas, y/o resiliencia).

Sin embargo, considero que el cuestionamiento esencial es la necesidad de la existencia del conflicto, y quiero remitirme a lo básico, a la utilidad del conflicto. Sin bien, las guerras han sido la máxima expresión de los conflictos y se han librado revoluciones y luchas en todos los niveles en siglos pasados motivados por dualidades extremas que conllevaron a desear una sociedad más justa; los conflictos están presentes a diario y en todas sus formas promueven un cambio en el estado de las cosas, como bien lo señala German Silva García.

Es necesario promover el conflicto, no sólo desde la esfera de lo social, sino que para generar un conflicto constructivo, es necesario empezar por dentro, por cada uno de nosotros/as, pasa por mirarnos al espejo y reconocernos como seres humanos/as con derechos. Conflictuarnos con nosotros/as mismos/as, es la primera batalla que hay que librar, salir del estatus quo de nuestra rutina, vernos solos/as, frente al mar, en una carretera, en tu cuarto, o en algún rincón que desees. No es fácil, duele, molesta, jode a más no poder, pero tenemos que hacerlo. Deja de viajar en taxi y sube a una combi o autobús. No vayas al supermercado, ve al mercado de la parada, anda en sandalias a los cerros de Lomas de Carabayllo o al Lomo de Corvina y verás de lo que te hablo. Cuando te conflictues por dentro y salgas de tu estado de confort, despertarás tu sensibilidad social y te darás cuenta de dónde estás y hacia dónde quieres llegar. En la confrontación verás que nada es lo que parece y lo que parece no es nada.

Cuando llegues a esta diatriba, pasarás al segundo nivel, al conflicto en grupo, cuando te indignes junto con otros sobre las medidas injustas que promueve la clase política y el poder, te preguntarás porqué existen condiciones diferenciadas, si vivimos en un mismo espacio, en un mismo territorio?, ¿porqué a Miraflores, San Isidro, San Borja y Surco Sedapal les da más agua que a Puente Piedra, Villa El Salvador o Chosica? ¿Cuál crees que es el fundamento?, seguro pensarás porque los otros pueden pagar más, pero ese no es caso. El Agua es un bien común y el principal derecho humanitario. Sin embargo, este principio no pesa, cuando de por medio están los intereses mercantilistas de algunos que ostentan poder (clase empresarial), frente a una clase pobre y sumisa, que a la vez trabajan como autómatas y/o títeres que comen migajas. Cuando los porqués inunden tu mente, sin respuestas racionales aparentes, es cuando nace el momento de luchar y generar un conflicto constructivo en la búsqueda de un Estado y una Nación más igualitaria, inclusiva y justa. Ese momento está llegando. El conflicto social es el camino para llegar al cambio social; es decir los conflictos sociales a pesar de poner a la luz las desigualdades sociales entre individuos, es un proceso organizado para poder construir un modelo de desarrollo que rompa los esquemas sociales autónomos. No se entienda como destructivo, repito, el conflicto constructivo es aquel en el cual la razón predomina, la hostilidad es mínima, la negociación es predominante y los actores del conflicto acuerdan una solución que beneficie a la mayoría y no al revés. Mientras más consciente, deliberado y juicioso sea el manejo del conflicto, resultará menor el daño y mayor será el beneficio para todos y todas.

Sal de tu estado de confort, mírate, mírame, merecemos un Estado y un gobierno mejor, no pienses en el mal menor. Necesitamos cambiar la corrupción por procesos transparentes, cambiar el centralismo por un proceso de descentralización adecuada a las realidades, necesitamos un Perú limpio, sano y con nuevas semillas para un nuevo modelo de producción.


Escrito por

Erika Cienfuegos

Comunicadora social, Maestrista en Gerencia de Proyectos Sociales, especialista en gestión de riesgos y CC en el marco del desarrollo.


Publicado en

Wuaytarayka

Espacio dedicado a brindar información y reflexiones sobre la gestión del riesgo de desastres, género y cambio climático en el Perú.